Y estaba yo, junto a aquella nueva paciente que me estaba relatando la historia. Motivo de consulta: coloración amarillenta de piel y mucosas. Fecha de ingreso: 29 de agosto de 2007. Datos aportados por la propia paciente y merecen fe... "Me quedé amarilla como un taxi, fosforescente era yo", me dijo. Le pregunte si tenía una fotografía de esa época y que si la podría traer la próxima vez que venga a consultar. Yo ya no iba a estar en la primera cátedra para la siguiente vez que ella venga, pero por las grandes casualidades y nos encontrásemos en los pasillos así querría objetivar su comentario.
Súbitamente noto un extraño movimiento en los familiares de la cama de al lado... Voy a ver... La paciente esta desconectada con el medio, no responde a órdenes verbales, parecían contracciones tónicas, sudoración fría... Y de repente cedió todo... Alarmado controle sus signos y presión, que estaban en rango, excepto la frecuencia cardiaca... Era la paciente más grave de la sala. Llamé al residente, y le comenté del tema. La paciente ya abría los ojos en forma espontánea, pero no podía explicar lo sucedido. Ahí mismo un ECG, normal, FC aumentada. Indicaron un betabloqueante, y de repente vuelve a descompensarse, segunda vez en 5 minutos... Estabamos ahí.
Pulso radial izquierdo nada, braquial izquierdo nada, presión arterial nada, sudoración fría... Y gemía... Y se retorcía de dolor... Ahi hizo un paro...
Todos aquellos cursos se pasaban por mi cabeza... Ya había estado en varias reanimaciones, pero no masajeando ni ventilando... Ahora me tocaba a mi. Pasaban 10 minutos, 20 minutos, 30 minutos.... Estabamos ya 7 médicos, 3 enfermeras, un monitor, un desfibrilador, ambu, intubada, cánulas, inotrópicos.... Pero no. El aneurisma de aorta torácico pudo más que todo eso. Y no hubo caso... Impotencia.
Ahora a avisarle a los familiares. Ellos ya sabían del estado previo de la paciente y sus probables complicaciones. Y agudizé mis sentidos para tratar de recoger al máximo la respuesta que ellos tenían ante aquella noticia. Fue una meseta con supradesnivel digamos, 1-2 minutos de choque, como si sus sinapsis no funcionaran, cámara lenta, algunas lágrimas... Pero luego vinieron los lamentos, gritos y la desesperación se apoderó de la sala. Un pico reactivo.
Se había ido. Nos dejó. Y dejó una cama vacía en el servicio... Un acta más de defunción. Un número casi insignificante para un hospital grande y desordenado. Pero para mi lo fue todo. Algo que quedó y caló hondo.
Luego, con el alma al piso, voy por el pasillo, y la paciente ex-fosforescente me pregunta... "¿continuamos la historia...?"
2 comentarios:
En Asunción los taxis son de color amarillo, amarillo patito o que se yo...
hola mo paraguayito.... pss vaya que tuviste una hiper ,ega experiencia!!-... yo aun pienso en como me afectaran esas situaciones :s pk ante todo.... TODOS somos y Seguimos siendo humanos!!!
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